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Sobre lo "real" y lo "virtual"




Partiendo de la definición de la palabra “virtual”, invitamos a reflexionar sobre la “realidad” en el medio que nos ocupa, el de la terapia psicológica utilizando los recursos de internet. ¿Cuál es la diferencia entre los átomos (realidad) y los bits (virtualidad)? Dicha diferencia -si existe- , ¿condiciona la metodología a aplicar según el medio? ¿Es posible una terapia “real” a través de una máquina (el ordenador)?
Lo virtual, como tal -“aquello que aún no es. Lo que tiene alguna característica aparente”- no parece (valga la redundancia) ser de gran utilidad al diseñar una metodología terapéutica eficaz. Esta debiera cimentarse en bases más “reales” -“lo que tiene existencia efectiva”-.

Tradicionalmente -si se puede hablar de tradición en el mundo de internet- todo lo electrónico se considera “virtual” por basar su funcionamiento en “bits”, en confrontación con los “átomos”, sustento de lo “real”. Nuestra teoría –y también nuestra práctica- es que los bits son tan “reales” como los átomos y tan útiles como estos en el proceso de construcción de la comunicación y la relación, auténticas bases de cualquier interacción terapéutica.

Así, proponemos la desaparición del término “virtual” en todos los procesos de relación basados en la red. Y esta propuesta se basa en el análisis de determinados factores que diseñan el texto que escribimos a continuación.

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¡Hola!!!

Soy un bit.

Soy pequeño, tan pequeño que hasta mi propio nombre excede la consistencia de mi existencia. Soy un “I” o un “O”. Bueno, en realidad, soy lo primero, porque lo segundo es un “no bit”, no sé si me explico…

Soy la esencia del “ser o no ser”, de la afirmación y la negación, de lo negro y lo blanco, de lo abierto y lo cerrado, de la energía y la matería…en defintiva -¡tan pequeño!- hoy soy la base de la existencia y de la no existencia.

Me inventaron los humanos no hace muchos años y me utilizaron para diseñar un nuevo sistema de comunicación: la informática, o algo así. Dicen que mi existencia es “virtual”, o sea, que no soy, aunque tengo alguna característica aparente. O también que me parezco a lo “real”, sin serlo. ¡Uf!!! Vaya lío.

La verdad es que yo me siento plenamente real y coexisto con mis primos hermanos, los átomos. Ellos se creen el centro del universo. Razones no les faltan: no fueron creados por el hombre, son mucho más viejos que yo y un poco más complejos. Ellos tienen núcleo, neutrones, protones…y un montón de cosas más. Yo no, yo sólo soy eso, casi sólo un símbolo. Eso sí, un símbolo matemático.

Trato de llevarme bien con los átomos, sobre todo, porque los necesito. La verdad es que sin ellos mi existencia no sería posible. Me comunico, expando y existo a través de mis primos. Los átomos son mi vehículo, son mi oxigeno, mi alimento. Pero… hace años que culminaron su ciclo vital y yo estoy empezando a vivir. Ellos son el pasado, yo el futuro. Ellos, en base a sistemas muy complicados pero lógicos, sustentan casi todo -bueno, todo hasta que yo aparecí- lo que “es” en el entorno del planeta que me ha visto nacer. Yo, basándome en sistemas muy simples estoy creando -desde ya- la evolución de lo que va a “ser” este planeta en el futuro. ¡Imaginad lo importante que soy!!!

Por eso me molesta mucho que los humanos -mis padres y creadores- hablen de mí como algo “virtual”. ¡No, no y no! Yo existo. Soy real por mí mismo. Toda actividad en que participo es real. Quizá sea una “nueva realidad” -aunque no me gusta nada esta definición- pero realidad al fin.

Y la importancia de mi existencia se ha visto multiplicada geométricamente por un sistema de comunicación informática nuevo, un sistema que permite la interconexión entre miles y miles de ordenadores en el mundo. Apasionante, ¿verdad? Es cierto que sin los átomos esa interconexión no sería posible, pero también es imposible sin mí. ¿Virtual yo? Ja, ja, ja.

Claro que toda esta maravilla tiene sus pequeños problemas, problemas que generan los propios humanos. En mí no hay ningún fallo. Está feo que lo diga, pero soy perfecto, soy la esencia de la más perfecta de las ciencias humanas, la matemática. Soy “la esencia”. Y punto. Pero…mis padres no son perfectos, ni mucho menos y necesitan de vez en cuando pararse y sentarse y reflexionar sobre lo que están haciendo. Y darle vueltas y vueltas a cosas muy simples, para llegar a conclusiones que antes de pararse y sentarse y reflexionar ya estaban ahí, delante de sus narices. En fin, son así. Claro, ellos están hechos de átomos, no de bits (jejeje).

Bueno, voy a ver si puedo ayudarles un poquito.

En ese entorno de comunicación, en esa red de millones de ordenadores conectados y comunicados a través de bits y átomos surgen algunas cuestiones, algunas dudas, algunas pegas: ¿somos los bits fácilmente manipulables? ¿Qué pasa con el exceso de información o con la información basura? ¿Desaparecerá el contacto físico entre los humanos? ¿Y su socialización? ¿Se pueden transmitir emociones a través nuestro? ¿Facilitamos la comunicación humana? ¿Somos útiles como vehículo para la transmisión del lenguaje escrito?…

Sí, los bits somos fácilmente manipulables. Lo reconozco. No es que los átomos no lo sean, pero es más difícil. Me explico. La materia es manipulable, sin duda, pero su manipulación es bastante compleja. La realidad de un árbol se puede transformar en la realidad de una mesa de cocina, pero hay que aplicar un proceso laborioso y complicado. En cambio, la información que se transmite a través nuestro y de la red mencionada es muy fácilmente manipulable. Se pueden -y se hace- transmitir muchas mentiras vistiéndolas con un estupendo traje de cientifismo y veracidad. Muchas, muchas, muchas…Se puede -y se hace- enviar mucha información llamada “basura”, es decir, no sólo falsa, sino inútil y, en muchas ocasiones, malintencionada. Y en otras, simplemente copiada.

¿Y qué?

¿No puede ocurrir -y ocurre- lo mismo con otros sistemas tradicionales de comunicación: la prensa, los libros, los medios audiovisuales…? ¿Ocurre o no? Entonces, ¿ a qué viene tanta preocupación? ¿Quién decide la veracidad o utilidad de determinada información?¿ Quién?

Respuesta: el usuario final de la misma, si estamos hablando de seres humanos adultos. Y no es necesario darle más vueltas al asunto. Evidentemente, desde mi humilde posición de bit, apuesto por analizar y valorar las fuentes. Siempre. Pero del análisis y la valoración a la censura debe de haber un abismo. Cuidado.

¿Qué fuentes de información pueden ser más o menos válidas a fecha de hoy? Como bit experimentado y que he recorrido a lo largo y ancho la red interconectada en multitud de ocasiones, suelo fiarme de la mayoría de fuentes de información universitarias y también de aquellas que pueden demostrar una amplia experiencia en el asunto de que se trate. Así de sencillo. Y este punto de vista es perfectamente adoptable para cuestiones relacionadas con la terapia psicológica en línea.

Me parece que siempre, siempre, en los procesos de comunicación humanos, antes o después, se da la necesidad del contacto físico. Digo que me parece. No estoy absolutamente seguro.

¡Ja! Hay una cosa que siempre me ha llamado mucho la atención: ver a un humano hablando por teléfono (y eso hoy está a la orden del día con esos aparatitos que creo que llaman móviles). Es curioso, ¿por qué gesticulan tanto al hablar por teléfono si el interlocutor no les puede ver? Ummm, curioso…

Mi amiga la Doctora Auxiliadora Sales (tengo grandes amigos entre los humanos) de la Universitat Jaume I de Castelló (España) decía que esta necesidad de verse físicamente se acrecienta cuando la distancia es más corta, es decir, cuando la posibilidad de verse es mayor, por ejemplo en participantes en una acción a través de bits y redes que residen en ciudades próximas. De acuerdo. Pero yo creo que se da siempre, aunque las distancias sean largas. La necesidad del contacto físico se da siempre. Otra cosa es poder hacerlo.

¿Y?

Bueno, eso es fenomenal. Claro que los humanos necesitáis veros y contactar físicamente. Ningún problema. Es evidente que a través nuestro se pierde una gran cantidad de información, la facilitada por la comunicación no verbal. Pero también es cierto que a través de las redes podéis mantener muchas más relaciones a la vez -y muy enriquecedoras- que de forma presencial. A esto se llama “interactividad multidireccional”, y la facilitamos nosostros, los bits y la red.

El lenguaje escrito es desde hace cientos de años el medio de comunicación por excelencia entre humanos. El lenguaje escrito, la literatura, sí. Las palabras, las letras que, como decía Galileo Galilei ya en el año 1.623, “son triángulos, círculos y otras figuras geométricas sin las cuales es humanamente imposible entender una sóla palabra”. Eso, tan bonito, tan matemático -como yo-, casi, casi, lo estabais perdiendo. Tanta imagen, tanto audiovisual, tanta televisión, …¿y las palabras? Las palabras escritas, las de verdad, las que no se lleva el viento…Pues vaya, parece -según el patriarca de la ciencia moderna- que son sólo eso, símbolos matemáticos –geométricos, como yo-. Y, sin embargo, son capaces de transmitir sensaciones, sentimientos, ilusiones, emociones,… ¿O no?

A ver qué dice otra de mis amigas (luego me llaman virtual, ¡con la cantidad de amigos/as que tengo!!!), la Profesora Marta Tenutto de la Universidad de Morón (Argentina): “Solo nosotros, hombres y mujeres, somos capaces de crear cultura, de crear una sociedad. Y lo somos porque nos hallamos inmersos en el mundo del lenguaje, lenguaje que nos atraviesa, que nos desgarra”.

Vaya, vaya.

Lenguaje escrito, lenguaje que os permite manifestar vuestra estima por los demás, motivarles, comprenderles, aceptarles como son y ayudarles a cambiar y mejorar, si de eso se trata. Lenguaje escrito que os atraviesa, que forma parte de vosotros, que comparte la inmediatez y la realidad de vuestra existencia. Lenguaje escrito que facilita vuestra comunicación, que os distancia del barullo y el ruido ensordecedor del día a día.

Lenguaje escrito personalizado, individualizado y socializado al mismo tiempo que os permite analizaros a vosotros mismos en vuestras propias expresiones, en vuestra propia creación. Que os facilita ver quién y cómo es vuestro interlocutor en la distancia y, a la vez, en la íntima proximidad que transmiten las palabras, esas valiosas figuras geométricas.

Lenguaje que os permite adaptaros a otras formas de pensar, comunicarse, enseñar a los demás y aprender de los demás. Palabras que os facilitan sentiros individuos en convivencia con otros individuos. Que os obligan a cambiar, a evolucionar, a conocer y adaptaros a nuevas realidades nada “virtuales”.

¿Nuevas tecnologías de la comunicación? Ya no tanto, colegas. La tecnología siempre ha estado ahí, a vuestro lado. Y siempre -lo queráis o no- ha cambiado vuestras vidas. Nosotros -los bits- sólo os facilitamos herramientas para manejar el espacio y el tiempo. Herramientas que os permiten, parcialmente, eliminar su tiranía. El uso que de ellas hagáis es cosa vuestra, amigos -y primos, no olvido que estáis hechos de átomos- míos.

¡Saludos!!!
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Traducción y adaptación de Seguí, Josep (2000). “Virtual?” or “The Party of the Century, the Atoms in front of  the Bits: Does it Tie, or “The Challenges of the New Communication”. Ponencia en el 1st International Workshop for ODL Materials Production and Delivery.
València: Centro de Formación de Postgrado Universitat Politècnica de València.


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