.

Conflicto y neurobiología. De la agresividad y la violencia

Hace unos cuatro mil quinientos millones de años aparecen las primeras formas de vida en la Tierra (Curtis-Barnes, 1995). Se inicia una aventura que desemboca en el desarrollo de una especie enormemente compleja y curiosa: Homo Sapiens sapiens. Sus antecesores -los grandes homínidos- empiezan a caminar hace seis millones de años. La especie Homo unos dos millones. Y las primeras muestras de eso que llamamos inteligencia sólo doscientos cincuenta mil años atrás. El futuro es imprevisible y apasionante.


Que en tan poco espacio de tiempo se hayan producido cambios tan impresionantes en lo que sería un desarrollo natural de la evolución biológica parece increíble. Sencillamente no ha habido tiempo material. ¿Qué explicación podemos aportar a esta auténtico fenómeno? Una basada en los procesos socioculturales humanos. Y la cultura es la capacidad de Homo Sapiens sapiens para modificar su entorno adaptándolo a sus necesidades, aprender de sus modificaciones y transmitir ese conocimiento a las siguientes generaciones. Esta parece ser la respuesta (Tomasello, 1999).

La cultura se basa en el lenguaje, en la capacidad de construir símbolos e interpretarlos. Y la cultura pone nombre a las cosas, dándoles vida. Por supuesto que agresividad y violencia no son sólo palabras; son procesos. Pero el significado que demos a esos procesos sólo depende de nosotras y nosotros.

No es difícil diferenciar los distintos significados que desde la Biología y la Neurociencia se otorgan a ambos asuntos. La agresividad es un proceso genético de adaptación al medio ambiente que compartimos con los animales (Sanmartín, 2008). Y en esa adaptación influyen poderosamente emociones y necesidades primarias; miedo, hambre, reproducción. Es curioso, sin embargo, que nos diferencien muy pocos genes -tan sólo un uno por cien en el caso de los primates (Tomasello, 1999)-. ¿Es ese minúsculo uno por cien el responsable de la cultura? ¿Es el responsable de eso tan complejo -para nada primario- que llamamos violencia?

Aceptando las diferencias de los fundamentos biológicos entre agresividad y violencia, hay algo que pesa de forma fundamental en cuanto a diferencias de tipo más práctico: la agresividad no soluciona conflictos; la violencia sí. La agresividad aporta soluciones a necesidades naturales. Y otra discusión sería cuáles son los resultados de las soluciones violentas.

Algunos autores -sin embargo (Montagu, 1983)- no parecen compartir esas diferencias. Encuentran que -indirectamente- justificar la existencia natural y genética de la agresividad justifica la violencia. Nos produce un cierto recelo llegar a poder justificar determinadas actitudes destructivas en base a la naturalidad de la agresividad, aún considerando que existen mecanismos también naturales -en la propia amígdala (Sanmartín, 2008)- que la inhiben. Creemos que la mediación en conflictos, la búsqueda de métodos alternos de resolución de los mismos corre un grave riesgo si acepta la agresividad como algo consustancial al ser humano. La línea divisoria entre agresividad y violencia es tan fina que corremos el peligro de justificar procesos violentos gracias a esa consustancialidad, conformándonos con justificaciones genetistas, no yendo más allá en la búsqueda de soluciones.

Referencias.-

Curtis, Helena y Barnes, N. Sue (1994) Invitación a la Biología. Madrid: Editorial Médica Panamericana.
Montagu, Ashley (1983) La violencia innata del ser humano es un mito. Periódico El País, 14/08/1983
Sanmartín, José (2008) Neurobiología y conflicto. Barcelona: Fundació per la UOC.
Tomasello, Michael (1999) The Cultural Origins of Human Cognition. Cambridge: Harvard University Press.

Anímate a dejar tus comentarios! :) gracias www.psicologiacuerpomente.com . Servicios psicologicos y asistencia

0 comentarios:

Publicar un comentario